Aprenden a socializarse con los demás niños a través del juego y en un entorno lúdico y participativo. Desarrollan habilidades manuales. Se familiarizan con su propio cuerpo y con el entorno en el que viven. Aprenden a interactuar con los objetos cotidianos que les rodean. Desarrollan habilidades del lenguaje (por ejemplo, la iniciación a la lectoescritura). Incorporan algunos hábitos sociales (aprender a escuchar, a responder o a mantenerse sentados). Aprenden algunos valores sociales (la necesidad de compartir, el rechazo de actitudes violentas, etc).
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